martes, 24 de septiembre de 2013

PerdíMe

"Hay cuestiones que van más allá del tiempo y las costumbres, como el hecho de perseguir los sueños y aprender a ser uno mismo".
 Esta frase está escrita en la pared de una gran amiga de las ciencias medicas que me dió la vida. Y hoy se me vino a la cabeza para recordarme el precio de ser uno mismo, el precio de ir contra corriente, de ser un poco ese trazo diferente en la homogeneidad de una sociedad consumida hasta sus putas raíces de una idea global y absurda: hay que ser igual que el resto
¿Pero porque? ¿en que momento el ser diferente se convirtió en algo malo?¿en que momento uno deja de ser lo que ama ser para convertirse en el prototipo correcto de una masa de gente sin sentido, sin ideales, sin amor?
Me perdí. Y ando buscándome hace tiempo, en muchas canciones, en muchos libros, en gente, en mi guitarra, en lugares que poco y nada me interesan. Tengo la certeza absoluta que el mapa de mi misma lo tengo en algún rincón de mi desordenada y caótica habitación, pero no ando ganas de buscarlo.
Hay momentos que las crisis pegan de una manera tan fuerte, que es imposible superar esas ganas de llorar a gritos por semanas enteras, de mandar muy lejos a esas personas nocivas, a esas materias imposibles, a esos amigos infieles, a esos hombres irrespetuoso, a esos pudientes sin ganas de hacer nada por nadie. Ganas de mandarme a mi misma bien lejos, porqué me tengo cansada con mis quejas, con mis lagrimas, con mis dolores, con mis heridas. Me tengo cansada de buscarme y no encontrarme. Me tengo cansada de mi poca fé, de mi poca sed de Dios, de mi desesperanza, de ser tan escéptica, de no creer, de ver la montaña mas alta de lo que es. Me quiero encontrar, pero antes deberé saber en que lugar ando perdida.